Lo reconozco, aunque siempre digo que el día de la madre/padre/enamorados... debería celebrarse cada día, ayer estaba un poco triste porque iba a ser la primera vez que iba a pasarlo sin mi marido. Estaba yo especialmente sensible con el tema, pero al final fue un día estupendo. Mis hijos no pararon de dedicarme mimos, besos y abrazos. Pasé el día en el campo con amig@s muy querid@s con los que compartí charla, delicias culinarias y muchas cosas más.
Y como broche de oro, al llegar a casa, me esperaba esta dulce sorpresa que mi amor había preparado en su rato de descanso.
Y es que a veces queremos que la vida sea perfecta y nos perdemos los pequeños placeres de la misma en busca de esa perfección. Yo, poco a poco, voy aprendiendo a disfrutar de lo que tengo en cada momento, del amor de mi familia, aunque no siempre estén presentes físicamente. He llegado a la conclusión de que cuando amas a alguien no hace falta tenerle siempre junto a tí, hay muchas maneras de estar y no siempre son físicas, pero no dejan de ser bonitas y gratificantes.
Así es que doy gracias a la vida por tener un marido y unos hijos que día a día me demuestran su amor de mil formas, por estar rodeada de amig@s que han llegado a ser mi familia del corazón y por los preciosos momentos vividos junto a todos ellos .
¡ Feliz comienzo de semana !
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